Las primeras bandas de jazz nacieron en la ciudad de New Orleans, Luisiana, Estados Unidos de América. Con la llegada de miles de inmigrantes de todo el mundo al país del norte, las diferentes culturas se vieron obligadas a convivir en espacios reducidos, en ocasiones pensiones y hoteles en donde compartían habitaciones.
Para comunicarse, recurrieron a la música. Muchos de estos inmigrantes eran músicos brillantes provenientes de Europa del este, África y otras zonas de pobreza. Estos músicos lograron compaginar los diferentes estilos, las diversas cadencias y los disímiles instrumentos que portaban para crear una música única, a la vez que universal.
Las bandas de jazz creaban el ambiente perfecto para mantener viva la noche en los bares y hospedajes de New Orleans. Además, con la llegada de más inmigrantes debido a las guerras mundiales, la música que estas bandas hacían se enriqueció aún más con el tiempo.
La llegada de músicos italianos le dio un nuevo toque al ritmo, ofreciendo compases más alegres y saltones. A su vez, los inmigrantes de Hungría, Ucrania y otros países de la zona, traerían nuevos instrumentos, como el acordeón, creado en Alemania, pero popularizado en el este del continente.
Con instrumentos más alegres, las bandas de jazz se volvieron muy populares en poco tiempo, logrando cierto misticismo en pocos años. Músicos de la talla de Django Reinhardt llegaron al continente y formaron sus bandas, volviéndose artistas de gran renombre en las rutas del sur de los Estados Unidos.
Desde entonces, los músicos y bandas de jazz han proliferado, tornándose únicas y reconocidas al interior de la historia de la música.
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