Aunque las agrupaciones musicales que amenizaban las cortes, sobre todo en el siglo XVIII, eran para consumo de algunos privilegiados, las pequeñas orquestaciones de igual forma se hacían presentes en los arrabales y barrios populares. Claro, la música no era la misma, sino más popular, basada en motivos cercanos y con influencia de los diferentes pueblos que coexistían en las nuevas urbes.
En los asentamientos urbanos, las bandas que alegraban los espectáculos burlesques o las fiestas costumbristas eran reconocidas por la gente del pueblo. Estas bandas eran contratadas para tocar regularmente en estos espectáculos, así como en otros eventos de índole popular y masivos.
Muchos de estos músicos participaban en varias agrupaciones para poder sobrevivir, e incluso, por amor a este arte. Algunas de estas agrupaciones podían ser bandas oficiales para eventos oficiales. Otras, para el arte clandestino, las casas de remoliendas y las fiestas privadas en tabernas perdidas en algún lugar de la ciudad.
Las orquestaciones de tango pueden considerarse las primeras agrupaciones de esta naturaleza, las que eran conformadas por músicos profesionales que, más allá de trabajar en la música docta, encontraban un incentivo monetario y popular en la música de los bajos fondos.
Es en el Buenos Aires del siglo XIX cuando muchos músicos europeos dotados de gran talento, pero sin futuro en el viejo continente, llegaron a la ciudad sudamericana a ganarse la vida. Su gracia y virtuosismo los llevó a musicalizar, en conjunto con otros músicos de la misma naturaleza, las historias de los barrios bajos de la capital de Argentina.
Ahí se confirmaron bandas sin nombre, pero con violinistas, pianistas, contrabajistas y cantantes de gran calidad musical. Podría decirse que fueron las primeras bandas modernas latinoamericanas, tal y como las conocemos hoy en día.
Mucho más tarde, ya a comienzos del siglo XX, es cuando estas orquestaciones o bandas de tango lograrían un estatus más elevado y serían consideradas agrupaciones musicales serias y parte de la cultura popular.
Con los años, cantantes de la talla de Carlos Gardel, institucionalizaron la música, las bandas y la cultura del tango como eje central de la cultura de su país. Este fenómeno también se vería en otros países, como en los Estados Unidos, en el caso del jazz.